A menos de un kilómetro de la isla de Mallorca se encuentra uno de los mayores atractivos naturales del archipiélago balear. La Isla de Dragonera, un pequeño islote de menos de 3 km de superficie y apenas 360 metros de altura, es hoy un Parque Natural deshabitado declarado por el Gobierno de las Islas Baleares, aunque antiguamente fue habitada desde la época talayótica.
Esta pequeña isla es un lugar de ensueño que todo amante de la naturaleza debería visitar: cuenta con senderos con vistas increíbles y unos paisajes vírgenes de gran valor natural, sin olvidar la fauna y flora endémica de la isla, entre la que destaca por sus aves y especialmente por los pequeños dragones por los que se bautizó con el nombre de “Dragonera”.
A este islote solamente se puede llegar en barco, existiendo varias opciones desde las excursiones organizadas en catamarán para practicar snorkel y el viaje en ferry, que sale desde San Telmo cada media hora durante la mañana y que llegan a Dragonera en apenas veinte minutos.
Una vez en la pequeña isla, hay cuatro senderos principales que nos conducen hasta los mejores lugares desde los que contemplar unas vistas magníficas del archipiélago.
En primer lugar, el Faro de Tramontana es una ruta de una hora de duración contando tanto la ida como la vuelta, perfecta para recorrer con niños. Nos lleva hasta el Faro, que permite observar a lo lejos la costa de Mallorca.
Otra opción es la ruta del Far Vell (Faro viejo), el que fue el antiguo faro de la isla pero que a día de hoy se encuentra abandonado. Su altura ofrece unas vistas increíbles de Mallorca y del mar Mediterráneo que no puedes perderte.
Un recorrido bastante más largo es el del Faro de Llebeig, de unas tres horas. Un camino que lleva hasta la Torre de Llebeig, que se construyó hace muchos años para vigilar la llegada de los piratas a Dragonera.
Finalmente, y también perfecta para recorrer con niños, encontramos la ruta de Punta de na Miranda, con unas vistas privilegiadas sobre la Cala Lladó y las zonas que antiguamente se usaban para cultivar.
Dragonera es, sin duda alguna, un paraíso virgen. Uno de los pocos lugares cuya orografía original sigue prácticamente intacta, y un lugar de ensueño en el que disfrutar de un baño en las aguas del mediterráneo.
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